- Nº de páginas: 256 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editoral: SEIX BARRAL
- Lengua: ESPAÑOL
- ISBN: 9788432215445
SINOPSIS:
Testigo de una época en
la que aún no estaban a nuestro alcance derechos que ahora peligran, Muñoz Molina nos
recuerda que nada es para siempre, que cualquier derecho puede desaparecer.
Este ensayo nos convoca: «hace falta una serena rebelión cívica» y nos apremia:
«hay cosas inaplazables».
Todo lo que era sólido
es un espejo en el que todos debemos mirarnos, no importa el lugar ideológico
en el que nos movamos, dónde vivamos o nuestra condición social; una llamada
para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ámbito de actuación, y
contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad cívica que hemos de exigir,
de manera contundente, a nuestros gobernantes.
EL AUTOR: ANTONIO MUÑOZ MOLINA
Úbeda, Jaen, 1956. Cursó
estudios de periodismo en Madrid y se licenció en historia del arte en la
Universidad de Granada. Ha reunido sus artículos, reconocidos en 2003 con los
premios González-Ruano de Periodismo y Mariano de Cavia, en volúmenes como El
Robinson urbano (1984; Seix Barral, 1993 y 2003).
Su obra narrativa comprende
Beatus Ille (Seix Barral, 1986 y 1999), El invierno en Lisboa (Seix Barral,
1987 y 1999), que recibió el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de
Literatura, ambos en 1988, Beltenebros (Seix Barral, 1989 y 1999), El jinete
polaco (1991; Seix Barral, 2002), que ganó el Premio Planeta en 1991 y
nuevamente el Premio Nacional de Literatura en 1992, Los misterios de Madrid (Seix
Barral, 1992 y 1999), El dueño del secreto (1994), Nada del otro mundo (1994),
Ardor guerrero (1995), Plenilunio (1997), Carlota Fainberg (2000), En ausencia
de Blanca (2001), Ventanas de Manhattan (Seix Barral, 2004), El viento de la
Luna (Seix Barral, 2006) y Sefarad (2001; Seix Barral, 2009).
Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2013).
Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2013).
Desde 1995 es
miembro de la Real Academia Española. Vive en Madrid y Nueva York y está casado
con la escritora Elvira Lindo.
MI OPINION:
Termino de leer el libro y me quedo inquieta, con esa sensación de tener que compartir rápidamente con los demás todo lo que acabo de leer, y no con alguien en concreto sino con todos. Siento unas ganas de tremendas de contagiar en los demás el interés por este libro para que de alguna forma podamos, entre todos, reaccionar. Y es éste, el mensaje principal del libro, un libro a caballo entre el ensayo y la crónica de un tiempo pasado aún cercano pero que seguramente en algunos o bastantes sentidos, y desgraciadamente, nos parece ya muy lejano, ese tiempo en que las cosas eran sólidas, en las que el bienestar social era algo conseguido e inamovible, esa reacción a unos tiempos difíciles, pero necesaria. Un mensaje de responsabilidad individual que conformaría esa responsabilidad colectiva que puede salvar lo que aún nos queda...
Muñoz Molina repasa desde la perspectiva de su propia persona los años de su juventud que son también los años de una transición que nos llevará a una Democracia que ahora vemos como estable y durarera pero que no siempre ha estado ahí. Y repasa Muñoz Molina los años de esa Democracia en la que lentamente se fue fraguando la actual crisis que devasta nuestra sociedad, y lo hace desde el análisis de su país (España) y también en comparación, en alguna ocasión bastante gráfica, con la ciudad de Nueva York que tan bien conoce y con la de Amsterdam donde estuvo viviendo recientemente.
No es que "Todo lo que era sólido" nos cuente nada que no supiéramos ya, no es eso, todo lo que podemos leer en este libro nos suena a todos y mucho, todos esos titulares de periódicos sobre la actualidad política, económica y social de nuestro país que estamos hartos de leer un día tras otro son los que confluyen aquí, pero todo se ve distinto cuando alguien se preocupa por juntarlo, por recolocarlo, por darle el sentido real que tiene y que no veíamos precisamente por la cercanía de los acontecimientos, de mostrarnos ese bosque que los árboles no nos dejaban ver y es ahí donde está lo importante de "Todo lo que era sólido" en ese "tirón de orejas" que nos da para que despertemos, para que abramos los ojos y nos demos cuenta de la realidad que vivimos (en pasado) y que vivimos (en presente).
A mí me ha resultado interesantísimo el libro y así lo quiero trasmitir. Se lee muy bien, no es para nada complicado y resulta ameno. En mi opinión "Todo lo que era sólido" debería ser casi de obligada lectura porque de verdad creo que si todos abrimos los ojos podremos (todavía) conservar mucho de lo bueno que tenemos. No hay ideología política mejor que el civismo y el sentido común.
Os dejo unos párrafos del libro:
"Lo que existía y casi no se
imaginaba puede hacerse real. Lo que hoy es más indiscutible y más sólido y nos
importa más mañana puede haberse desmoronado o puede haber sucumbido a un
desguace motivado por intereses económicos o designios políticos, o simplemente
porque no hubo un número suficiente de personas capaces que tuvieran el coraje
de defenderlo.[….]Construir bien algo valioso, una mesa, un edificio, un
sistema sanitario, una democracia, cuesta mucho esfuerzo, mucho tiempo, mucho
talento, mucha paciencia; incluso puede resultar tedioso, y además ingrato para quienes hacen el esfuerzo y rara vez reciben una recompensa a la altura de lo
que merecían. Destruir es rápido y no cuesta prácticamente nada, y además a
veces tiene un inmediato impacto visual que la lentitud de la construcción
suele hacer imposible."
"No tendremos disculpa si no hacemos
todo lo poco y lo mucho que está en nuestras manos, en las de cada uno, para
que no se pierda lo que tanto ha costado construir, para asegurar a nuestros
hijos un porvenir habitable, si no los alentamos y los adiestramos para que lo
defiendan. Y no nos queda más remedio que empeñarnos en ver las cosas tal como
son, a la sobria luz de lo real. Después de tantas alucinaciones, quizás sólo
ahora hemos llegado o deberíamos haber
llegado a la edad de la razón."