LA POESÍA ES COSA DE BURROS de David Acebes Sampedro




Una de mis últimas lecturas del año: "La poesía es cosa de burros" (Piediciones, 2018) de David Acebes Sampedro. Es un libro formado por un conjunto de artículos que David Acebes fue escribiendo desde el 2014 en un medio digital y que tienen en común la relación que el autor establece entre la Poesía y una serie de cosas de lo más variopintas, desde Lorca y Peppa Pig, hasta la Poesía y la paradoja del gato de Shrödinger, pasando por la física cuántica o la teoría del caos, entre otras muchas.
Un libro muy entretenido de leer, divertido en algunos capítulos y siempre, siempre curioso.
Excelentemente prologado por José Antonio Olmedo López-Amor, a "La poesía es cosa de burros" le pondría el slogan aquél de una conocida revista de divulgación científica que decía "para mentes inquietas".

Lo he disfrutado mucho.


EL ESCALÓN VACÍO Y OTRAS CONSIDERACIONES de José Cereijo




"El escalón vacío y otras consideraciones", es un compendio de reflexiones del poeta José Cereijo sobre temas como Poesía, Arte, Música e incluso Fotografía, por ejemplo el capítulo que dedica al fotógrafo gallego Virxilio Viéitez, el cual, yo no conocía y sobre el que me ha resultado muy interesante investigar un poco por la red y conocer parte de su obra.
Y ésa es una de las cosas que más me gustan de algunos libros; la capacidad que tienen para hacer que me interese por el tema que están tratando y hacen que yo misma quiera saber más y lleve a cabo, paralelamente a su lectura una labor complementaria, por mi parte, de indagación.
Así pues, "El escalón vacío" ha sido para mí, aparte de un libro muy entretenido y ameno, un instrumento que me ha resultado muy útil para, en unos casos, ampliar conocimientos y, en otros (la mayoría), acercarme por vez primera a temas y datos que desconocía completamente y que me han resultado substanciosos sobremanera. 

Se queda este libro en mi estantería lleno de subrayados, pues José Cereijo se vale en sus consideraciones de múltiples citas y referencias que aparte de apoyar sus reflexiones, o de ser objeto de ellas, tienen, evidentemente, valor por sí mismas.
Trata el autor de temas tan variados, dentro de los generales que apunté al principio de este post, como la diferencia entre imaginación y fantasía; reflexiona sobre el papel del arte moderno, o más en concreto del arte conceptual, el cual descalifica valiéndose de ello en su exposición del cuadro de Magritte "Ceci n´est pas une pipe", y "Las meninas" de Velázquez; se plantea temas como la imitación como técnica literaria (me ha gustado mucho ese capítulo en el que valiéndose de la Poesía de Bécquer o de la Pintura de Goya se cuestiona cuánto perdería de valor una obra si fuera, por ejemplo, de uno de sus discípulos y no de ellos mismos, haciéndose preguntas como: "¿Si el cuadro  no fuera de Goya, ¿cambiaría en él, por eso, una sola pincelada? ¿Habría que considerar que su valor artístico ya no es el mismo? Y si es así ¿por qué? "); en otro capítulo expone sus ideas sobre la autenticidad en la interpretación musical, y un poco más adelante se explaya en explicarnos por qué la poesía lírica es un género de ficción.

Algunos de los capítulos con los que más he disfrutado son los referentes a Cervantes y a Borges y me han interesado mucho las ideas de Cereijo sobre la frase de T. Adorno que afirmaba que no se puede escribir Poesía después de Auschwitz. Entre otras cosas, he subrayado esto en este capítulo: "En contra de lo que algunos tal vez piensen, en el Bukowski más detonante no hay más «verdad» que en Juan Ramón Jiménez, o más atrevimiento que en San Juan de la Cruz; lo cierto es precisamente lo contrario" o "Stalin, más lúcido que Adorno, no vio en la poesía un ornamento o un error que su propia sangrienta tiranía volviera prescindibles, sino, por el contrario, un peligro para ella. Y es triste, y quizá significativo, que la ingenuidad de Adorno y la demencia de Stalin han coincidido en intentar silenciarla".

Por no extenderme más, diré que "El escalón vacío" de Cereijo es un libro que para el que sea ampliamente conocedor de los temas que trata le resultará interesante por la posibilidad de establecer con el autor un debate, ya que estarán de acuerdo en cosas y, seguramente, en desacuerdo en otras; y para personas, como yo, que no tienen ese nivel de conocimiento, les resultará un libro ameno, curioso y atractivo por el aprendizaje que de él obtendrán sin duda alguna. 


HOLY MOTORS de Leos Carax



Recuerdo que al leer “La metamorfosis” de Kafka, su personaje principal, Gregor Samsa, me había parecido uno de los personajes por los que yo más pena había pasado. Al ver Holy Motors, y una vez ya metida de lleno en la historia, una vez me hube dado cuenta de que sí, que yo allí veía una historia, he tenido esa misma sensación de pena y lástima hacia el personaje protagonista, Monsieur Oscar (la he visto en v.o.s.).
El señor Oscar es una persona camaleónica. Se pasa el día en una limusina que lo lleva de un lugar a otro de París. En cada sitio donde para tiene una cita en la que sale del coche, iba a decir disfrazado pero no sería exacto; el protagonista no se disfraza, se transforma, se metamorfosea (siguiendo el símil con Kafka) y actúa aunque tampoco sería la palabra exacta, porque M. Oscar no actúa sino que realmente vive el personaje que “interpreta” en cada cita (muy fan desde ya de Denis Lavant).

Monsieur Oscar, es una persona sin personalidad (si esto es posible) no es nadie y es todo el mundo al mismo tiempo. Y eso le crea una gran tristeza. Los diálogos aunque escasos, creo que son suficientes para transmitir todo lo que debemos saber, ni más ni menos. El resto de huecos debe llenarlos el espectador.



Soy consciente de que no es una obra fácil, de que la película en sí, puede resultar la mayor porquería nunca vista o una obra maestra (es de ese tipo de cintas en los que no caben medias tintas). Además, querer explicar Holy Motors es querer explicar un cuadro abstracto que va cambiando continuamente. A Holy Motors se llega, en todo caso,  desde una experiencia sensorial y no racional, y aunque supongo que puede tener tantas explicaciones como espectadores yo he encontrado la mía, y me basta.

Creo que toda la película gira y se da, para llegar al punto culminante en el que el protagonista cede su papel principal al personaje que interpreta  Kilie Minogue. Ambos protagonizan una de las escenas más tristes, bonitas e inquietantes que he visto en el cine. Es además una escena musical en la que ella canta (por cierto, una canción hermosísima) y que, en mi opinión, es la clave de toda la cinta.

Holy Motors es toda una experiencia, la amas o la odias o incluso todo lo contrario, desagradable unas veces, tierna otras, hipnótica siempre, sorprendente en todo momento y arriesgada hasta el infinito (habrá quien haya puesto en duda el equilibrio mental de su director Leos Carax e igual no le falta razón). Holy Motors no se puede contar, no se puede explicar, no se debe intentar entender, simplemente hay que dejarse llevar por ella. A dónde lleve a cada cual, eso ya es otra historia.





COINCIDENCIAS de Luis Goytisolo

COINCIDENCIAS_Luis_Goytisolo


Siempre me han llamado la atención esos cuadros o láminas en los que sólo se ve la imagen que representan si se miran desde una cierta distancia, porque si los miramos de cerca, veremos que en realidad no son pinceladas y colores lo que lo conforman, sino otras imágenes muy pequeñas que son también cuadros en sí mismas. El cuadro principal sólo toma sentido cuando nos alejamos a mirar. Pues este libro me ha dado esa misma sensación. Lo componen 63 pequeñas historias (el libro completo son sólo 128 páginas) o más bien diría micro piezas de teatro más que microrrelatos pues cada pieza, aunque con autonomía suficiente para poder leerlas por separado, sólo toma verdadero sentido al terminar de leer la novela en su conjunto.

Luis Goytisolo nos propone una obra coral en la que prima el humor absurdo que el propio autor - según le escuchado en una entrevista -relaciona más con el humor satírico, extravagante e incluso escatológico (de lo que también hay alguna pequeña dosis en "Coincidencias")  de Rabelais, el autor de "Gargantúa y Pantagruel".

Goytisolo hace un ejercicio de espejo, de mostrarnos el reflejo de lo que somos actualmente, de cómo nos comportamos, de lo bobalicones que podemos llegar a ser, de la "absurdez" que rige nuestra vida de hoy con su tecnología y su cocina moderna, por ejemplo. Un retrato lúcido de la sociedad en la que nos movemos y vivimos. Y digo en la que nos movemos, porque dentro de "Coindicencias" encontramos diversos transportes públicos en los que pasan cosas: metros , taxis, autobuses... muchas de las 63 piezas del libro son como conversaciones que podríamos escuchar un día cualquiera en alguno de estos medios, con nuestras carencias, desencantos, falta de principios, valores que dejan bastante que desear, ambiciones... La vida misma, vaya. Su parte menos amable y más superficial, al menos a primera vista.

Me ha llamado la atención, al empezar a leer esta novela, esa aparente falta de estructura. No sabía muy bien si estaba leyendo micro narraciones sueltas, o si me iban a llevar a algún lado puesto que los personajes se confunden, se llaman parecido y no sabía muy bien si hablaba o no la misma persona (pero en realidad esto da igual, simplemente hay que dejarse llevar y seguir leyendo). Los hilos temáticos parece que quedan abiertos, y en general toda la novela me ha dado una sensación de aturdimiento, de voces que hablan (a veces por hablar), de runrún de fondo que sólo toma sentido a medida que más adentramos en ella y cuando la miramos como un conjunto. 

"Coincidencias" es el barullo de nuestra sociedad, y aunque el autor incide en el humor (¡ojo! yo no me he reído, me han parecido simpáticas muchas situaciones, por lo  que tienen de absurdas, y me han sacado una sonrisa pero casi más de perplejidad que de encontrarles la carcajada abierta) que le aplica a todo esto que relata, al terminar de leer nos queda ese sabor agridulce de no saber muy bien si la cosa realmente tiene gracia.

Un libro interesante por lo que cuenta, entretenido y provocador por la forma de contarlo; pero sobre todo sustancial por el proceso de reflexión al que nos lleva tras terminar de leerlo.




ERIC CLAPTON - I Still Do (2016)




Oro puro, este discazo de Eric Clapton en el que vuelve a Blues y al Folk. Casi todo el disco son covers en los que, Clapton, homenajea a gente tan grande como Dylan, Robert Johnson o JJ Cale, entre otros. Pero hay también dos composiciones propias del artista que son una auténtica delicia: "Spiral" y "Catch the blues".

Lo dicho, oro puro. Efectivamente mano lenta todavía lo hace, y lo hace estupendamente.

Una curiosidad: la portada es obra de Peter Blake, el que fuera diseñador de una de las carátulas más icónicas de la música, la del "Sgt Peppers Lonely Hearts Club Band" de los Beatles.


HOLY ROLLERS de Kevin Asch


El cine, aparte de ser uno de los mejores entretenimientos que existen (al menos para mí), es también una fuente inagotable de información. Así que al ver esta película me enteré de algo de lo que nunca antes había oído hablar:

A finales de los 90 y en sólo seis meses, una pequeña red de traficantes del barrio de Crown Heights, en Brooklyn (EEUU), logró importar directamente desde Amsterdam aproximadamente un millón de pastillas de éxtasis. Hasta aquí nada fuera de lo "normal" y que, además, hemos visto ya mil veces en otras películas. Lo extraordinario del asunto es que esta pequeña red estaba formada por judíos jasídicos, es decir, los ultra ortodoxos con rizos y sombrero que tanto nos llaman la atención (repito de nuevo: al menos a mí) y que sin embargo pasaban la mercancía camuflada entre toda esa parafernalia religiosa que llevaban (sombreros, maletas y demás).
Cierto es que, por lo menos al principio, la mayoría de ellos creían que lo que importaban era medicamentos para ricos, así que, el actuar con tranquilidad no les suponía ningún esfuerzo extra y por lo que trasluce la película, ni ellos mismos llegaban a saber de qué iba todo aquello...

Sin entrar en consideraciones sobre si la película es mejor o peor ni entrar a evaluar actuaciones, sí que destacaría la natural inocencia del todo creíble del actor Jesse Eisenberg que nos hace empatizar con él desde el principio y creernos su personaje.
A parte de esta curiosa trama, es interesante en la película lo que muestra sobre esta comunidad judía, sus ritos, sus tradiciones y cómo éstas llevan o pueden llevar a oprimir la voluntad de algunas personas.

¡Ah! la consigna que les decían a los judíos que hacían las veces de "mulas" antes de embarcar en el avión era: "Relájate, ocúpate de tus asuntos y actúa como judío".

Pues eso, Shalom.




AL FINAL DE LA ESCAPADA de Jean Luc Godard




"Al final de la escapada" (À bout de souffle, 1960) de Jean-Luc Godard, se acaba de convertir en una de mis películas favoritas. Me alegro de haber tardado tanto en verla. Sé que hace unos años no me hubiera gustado, y sin embargo hoy (vete tú a saber por qué) he sentido absoluta fascinación por cada uno de sus fotogramas, por sus movimientos y saltos de cámara (y mira que la cámara al hombro no suele ser santo de mi devoción) y sus encuadres anárquicos, por esos diálogos tan banales unas veces y tan existencialistas otras, por esa fotografía tan maravillosa, y ese bullicio palpitante de las calles de París donde vende periódicos Jean Seberg con su "descuidada" sofisticación y ese corte de pelo que se quedará para siempre en los anales del Cine... pero sobre todo y por encima de todo, por ese Jean-Paul Belmondo llenando los 90 minutos de metraje con sus poses, sus gestos y sus muecas (acabo de enterarme de dónde viene el famoso gesto de los chicos Martini, ya ves tú), con su sombrero a lo Bogart y ese cigarrillo interminable pegado a sus labios... y puede que por eso la película en sí, sea más humo que otra cosa. No lo sé. Tampoco me importa.

*****

"-¿Cuál es su mayor ambición en la vida?
- llegar a ser inmortal, y después... morir"


"- Mentir sería una tontería. Es como el poker, es mejor decir la verdad, los otros creen que es un farol y entonces tú ganas".


"Nos miramos a los ojos y no sirve de nada"


"Nos escondemos como los elefantes cuando son felices"


"-Estoy completamente chiflado.
-¿Qué quiere decir chiflado?
-Yo."


"Dicen que el amor feliz no existe. Pero es al contrario. El amor infeliz no existe"



EL ALEPH de J.L. Borges



Cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges publicado en la revista Sur en 1945 y en el libro homónimo por la editorial Emecé de Buenos Aires en 1949 Argentina. El original se encuentra en la Biblioteca Nacional de España, que lo adquirió por subasta en 1985. (Wikipedia)


FRAGMENTOS DE "EL ALEPH"

-¡El Aleph! - repetí. -Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos.

-Pero, ¿no es muy oscuro el sótano? -La verdad no penetra un entendimiento rebelde. Si todos los lugares de la Tierra están en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias, todas las lámparas, todos los veneros de luz.

Te acuestas en el piso de la baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph.

Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta diecinueve escalones.

Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, si quiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia.

El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó...

Sentí infinita veneración, infinita lástima.

Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara jamás la impresión de volver. Felizmente, al cabo de unas noches de insomnio me trabajó otra vez el olvido.


**************

Maravilloso el cuento,
exquisita la escritura,
poderosa imaginación.

Nada más que añadir.




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