Si los libros tuvieran
dientes en lugar de hojas y pudieran morder, uno de ellos sería "Saña"
de Margo Glantz (autora que no conocía hasta ahora). Cuando menos
extraño, "Saña" es un libro inclasificable, raro, de esos que te
dejan un inexplicable sabor de boca, y no recomendable para todos los públicos.
Como nos cuenta en la contraportada, el tema de "Saña" es su título,
una exploración en torno a ese sentimiento más allá del rencor, del odio, de la
inquina...
El libro consta de
pequeños artículos (prácticamente uno por página), apuntes o reflexiones que
funcionan de forma autónoma aunque también sutilmente conectados al abordar
-principalmente- historias sobre los pintores Bacon y Spencer, las andanzas de
Rimbaud o el músico Scarlatti y temas tan crudos y crueles como el holocausto
nazi, la intolerancia hacia lo monstruoso y lo incompleto en el Antiguo
Testamento, la moda o los museos de Nueva York.
"Saña" tiene
ese extraño poder sugestivo de atrapar la mirada morbosa del lector, como
cuando vemos un accidente en la carretera y reducimos la velocidad al pasar al
lado de la ambulancia.
Este libro es uno de esos
que me ha encontrado a mí en una biblioteca.
Transcribo dos de sus
artículos que me han llamado la atención:
CUENTO DE HADAS
Hubo una vez una ciudad
polaca llamada Oswiecim, con su castillo, varias iglesias, el amplio mercado
medieval y una sinagoga. Fundada en 1270 por los alemanes, vivieron allí hasta
1457. Varios siglos después la recuperaron y se convirtió en el centro
simbólico de la Alemania Oriental, a partir de 1940.
Fue entonces, y a la vez,
una ciudad modelo y un campo de concentración con sus barracas, sus cámaras de
gas, su crematorio y amplios espacios para trabajos forzados. Hoy se la conoce
solamente como Auschwitz-Birkenau, quizá tambien como Oswiecim, próspero
pueblecito cercano al campo.
JERARQUIZAR
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