"Al
final de la escapada" (À bout de souffle, 1960) de Jean-Luc Godard, se
acaba de convertir en una de mis películas favoritas. Me alegro de haber
tardado tanto en verla. Sé que hace unos años no me hubiera gustado, y sin
embargo hoy (vete tú a saber por qué) he sentido absoluta fascinación por cada
uno de sus fotogramas, por sus movimientos y saltos de cámara (y mira que la
cámara al hombro no suele ser santo de mi devoción) y sus encuadres anárquicos,
por esos diálogos tan banales unas veces y tan existencialistas otras, por esa
fotografía tan maravillosa, y ese bullicio palpitante de las calles de París
donde vende periódicos Jean Seberg con su "descuidada" sofisticación
y ese corte de pelo que se quedará para siempre en los anales del Cine... pero
sobre todo y por encima de todo, por ese Jean-Paul Belmondo llenando los 90
minutos de metraje con sus poses, sus gestos y sus muecas (acabo de enterarme
de dónde viene el famoso gesto de los chicos Martini, ya ves tú), con su
sombrero a lo Bogart y ese cigarrillo interminable pegado a sus labios... y
puede que por eso la película en sí, sea más humo que otra cosa. No lo sé.
Tampoco me importa.
*****
"-¿Cuál
es su mayor ambición en la vida?
-
llegar a ser inmortal, y después... morir"
"-
Mentir sería una tontería. Es como el poker, es mejor decir la verdad, los
otros creen que es un farol y entonces tú ganas".
"Nos
miramos a los ojos y no sirve de nada"
"Nos
escondemos como los elefantes cuando son felices"
"-Estoy
completamente chiflado.
-¿Qué
quiere decir chiflado?
-Yo."
"Dicen
que el amor feliz no existe. Pero es al contrario. El amor infeliz no
existe"
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