Un comienzo que me gusta:
¿Preferirías
amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa
es la única cuestión.
Puedes puntualizar –certeramente– que no lo
es. Porque no tenemos elección. Si la tuviéramos sí sería una cuestión. Pero no
elegimos y en consecuencia no lo es. ¿Quién puede controlar cuánto ama? Si se
puede controlar, entonces no es amor. No sé cómo podemos llamarlo, pero no es
amor.
La
mayoría de nosotros solo tiene una historia que contar. No quiero decir que
solo nos sucede una vez en la vida: hay incontables sucesos que convertimos en
incontables historias. Pero solo hay una que importa, solo una que a la postre
vale la pena contar. La que cuento aquí es la mía.
Mi opinión de la novela coincide casi palabra por palabra con esta reseña, así que me ahorro las mías y enlazo la entrada: AQUÍ.
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